Muchos se preguntan si Néstor Kirchner pasará a la Historia y, en ese caso, cuál será la futura valoración de los argentinos de su figura. El juicio histórico se asienta con el paso del tiempo, luego de que la memoria colectiva hace su trabajo, por eso es difícil saber de antemano cómo juzgarán las generaciones venideras a los personajes del presente, aunque creo firmemente dos cosas: la primera, que Néstor Kirchner está destinado a convertirse en un personaje histórico, más que nada por su peso político desde 2003 en adelante y por haber sido protagonista de un momento difícil de la Argentina. Lo segundo, que habrá opiniones encontradas, aunque en el balance prevalecerán los aspectos positivos sobre los negativos.
No debe entenderse como un menoscabo: son contados los personajes elevados a próceres por unanimidad, sin controversia. Apenas San Martín, Belgrano y alguno más. En cambio, la mayoría de los grandes pasó a la historia con “fallo dividido”, como se dice en el boxeo cuando las opiniones están divididas: Rivadavia, Rosas, Mitre, Sarmiento, Perón, y tantos otros. Todos ellos tienen una valoración positiva, pero cargan con un costado crítico.
Probablemente ocurra lo mismo con Néstor Kirchner, algo parecido a lo que finalmente sucedió con Raúl Alfonsín, dos casos comparables a pesar de sus diferencias. Alfonsín, más contemporizador, Kirchner, más agonal, ambos fueron dos actores importantes del ciclo democrático inaugurado en 1983, y contribuyeron positivamente a la construcción del país de hoy. Las pasiones ligadas a los distintos modos de hacerlo o a sus estilos pueden despertar críticas, que el paso del tiempo irá licuando.
Sostengo que la comparación con el líder radical es válida, porque su deceso acaeció en el mismo tiempo político e histórico que el de Kirchner. Pese a que en los últimos días se escucharon frecuentes referencias a lo que fueron en su momento los funerales de Evita y Perón, las circunstancias fueron bien distintas. La muerte del general Perón dio lugar a un gran vacío de poder y a una sucesión débil; Cristina, en cambio, está en pleno ejercicio de su cargo y puede garantizar la gobernabilidad. Además, está preparada para una gestión en la que ya lleva casi tres años.
En cuanto a la magnitud de la reacción de la sociedad frente al deceso del ex presidente, no me sorprendió como le pasó a muchos. Eso sí, los funerales tuvieron una estética diferente a otros, en línea con la personalidad transgresora del muerto. Por empezar, la capilla ardiente se montó en la Casa de Gobierno, y no en el Congreso, como se acostumbraba. Fue velado a cajón cerrado, a diferencia de los presidentes anteriores, rompiendo con otra tradición. Esto último encierra un alto valor simbólico y obligará a representarlo en vida, no yaciente en un ataúd.
Por último, creo importante destacar la masiva participación de la militancia, más emotiva que dramática, y la fuere presencia de sectores juveniles, algo que no se venía dando. Está claro que Kirchner supo llegar a los más jóvenes.
Comments