DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL
“Los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”, escribió José de San Martín a su amigo Tomás Guido cuando recibió la noticia del combate de la Vuelta de Obligado, librado el 20 de noviembre de 1845.
En tiempos de la Confederación rosista, Francia e Inglaterra desconocían la soberanía argentina sobre los ríos del litoral y los navegaban a su antojo. Iban y volvían desde Montevideo al Paraguay, llevando y trayendo mercancías sin pedir permiso ni pagar tributos.
Agotada la paciencia, Juan Manuel de Rosas —gobernador de la provincia de Buenos Aires y Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación— encomendó al general Lucio Norberto Mansilla poner freno a esas incursiones de la flota anglo-francesa.
No se tenía una escuadra naval, de modo que se mandó a reforzar las baterías emplazadas en lo alto de la Vuelta de Obligado, un recodo del río Paraná cercano a la localidad bonaerense de San Pedro, donde las naves debían aminorar la marcha y aproximarse a la orilla, quedando entonces a merced del cañoneo.
El 20 de noviembre de 1845, cuando la flota enemiga llegó a ese lugar se encontró con que gruesas cadenas amarradas a una veintena de lanchones impedían el paso hacia el norte, mientras llovían proyectiles lanzados desde lo alto de las barrancas, en medio de vítores a la patria proferidos a voz en cuello por los entusiastas defensores cada vez que un disparo impactaba en el blanco.
Hubo numerosas bajas y el propio Mansilla resultó herido. El enfrentamiento duró varias horas, derivando en combate cuerpo a cuerpo cuando el enemigo desembarcó, tratando de ganar las posiciones ribereñas defendidas con uñas y dientes por las milicias criollas.
Al final del día, la flota invasora pudo cortar las cadenas y, con serias averías, proseguir viaje. Atrás quedaron restos de embarcaciones, maderos humeantes y decenas de cadáveres flotando en las aguas marrones del río.
Pese a que aquel día no se logró una victoria completa, los nuestros cumplieron cabalmente con su deber, dejando en claro ante el mundo que la soberanía era innegociable.
El combate de la Vuelta de Obligado tuvo un alto valor simbólico que le valió a Juan Manuel de Rosas el reconocimiento de sus contemporáneos, entre ellos el general San Martín, quien, por esa y otras muestras de patriotismo, legó a Rosas su histórico sable corvo.
En 1974, la fecha fue declarada “Día de la Soberanía Nacional” y desde 2010 es feriado nacional.
Día de la Soberanía Nacional | Historia | Efemérides | Esteban Dómina
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