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Aquí está la bandera idolatrada...



Manuel Belgrano creó la bandera el 27 de febrero de 1812; sin embargo, su uso oficial recién se aprobó el 20 de julio de 1816.


Durante todos esos años, hasta que se declaró de la Independencia, la situación política y militar de las Provincias Unidas estuvo signada por la inestabilidad y plagada de marchas y contramarchas. No en vano el Primer Triunvirato prohibió al creador de la bandera volver a desplegarla y lo conminó a seguir usando la española. En ese contexto ambiguo, los sucesivos gobiernos no autorizaron expresamente el uso de la enseña belgraniana aunque debieron tolerar que se la usara; de hecho, desde la batalla de Salta, en febrero de 1813, el pabellón celeste y blanco flameó en triunfos y derrotas como insignia de los ejércitos patrios.


Entretanto, mientras la bandera seguía en esa zona gris, los demás símbolos eran de uso oficial: la escarapela había sido aprobada por el Primer Triunvirato en 1812 y el escudo y el himno nacional por la Asamblea de 1813.


Ese estatus se mantuvo hasta que el Congreso de Tucumán, en la sesión del 20 de julio de 1816, a instancias del diputado Esteban Gascón (Buenos Aires), “pidió que se autorizase por un decreto la bandera menor del país, azul y blanca, que actualmente se usa, sin perjuicio de acordarse después la bandera grande nacional, según la forma de gobierno que se adoptase”, según consta en el Redactor del Congreso Nacional, órgano oficial del cuerpo.


Cinco días después, se expidió el decreto redactado por el diputado altoperuano José Serrano, convalidando la decisión adoptada: "Elevadas las Provincias Unidas en Sudamérica al rango de una nación, después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente, y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortalezas, en clase de bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la bandera nacional mayor”. La expresión “las presentes discusiones” aludía a la posibilidad de que se avanzara hacia una monarquía y a las eventuales derivaciones del caso, incluso en los símbolos nacionales.


El 25 de febrero de 1818 el mismo Congreso —que para entonces ya sesionaba en Buenos Aires— aprobó la "bandera mayor" o "de Guerra", con la inclusión del sol incaico —llamado Sol de Mayo— en medio de la franja central.


El 8 de junio de 1938, el Congreso de la Nación estableció por Ley Nacional Nº 12.361, que el día del fallecimiento del General Manuel Belgrano (20 de junio) debía ser considerado día feriado nacional en conmemoración del Día de la Bandera. Posteriormente, el 24 de abril de 1944, el Decreto N° 10302/44 pautó los patrones para Bandera Nacional, Banda Presidencial, Escudo Argentino e Himno Nacional. En lo atinente a la bandera, la norma establecía:


“Art. 2º - La Bandera Oficial de la Nación es la bandera con sol, aprobada por el Congreso de Tucumán, reunido en Buenos Aires el 25 de febrero de 1818 se formará según lo resuelto por el mismo Congreso el 20 de julio de 1816, con los colores ‘celeste y blanco’ con que el General Belgrano creó el 27 de febrero de 1812 la primera enseña patria. Los colores estarán distribuidos en tres fajas horizontales, de igual tamaño, dos de ellas celeste y una blanca en el medio. Se reproducirá en el centro de la faja blanca, de la bandera oficial, el Sol figurado de la moneda de oro de ocho escudos y de la plata de ocho reales que se encuentra grabado en la primera moneda argentina, por Ley de la Soberana Asamblea General Constituyente de 13 abril de 1813, con los treinta y dos rayos flamígeros y rectos colocados alternativamente y en la misma posición que se observa en esas monedas. El color del Sol será el amarillo del oro”.


En 1985, la Ley 23.208 estableció como “bandera argentina única a la celeste y blanca con el sol en su centro”, la misma izada mientras suenan los acordes de “Aurora”, la marcha “Mi bandera” y el “Saludo a la bandera”, las piezas musicales estrenadas en tiempos del primer centenario y que los argentinos seguimos entonando hasta hoy.



Esteban Dómina | Historiador y escritor

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